La relación entre trabajo, empleo y educación presenta
características específicas en la mayoría de los países iberoamericanos, en
cuya realidad se combina una alta tasa de crecimiento demográfico, con cierta
insuficiencia e inadecuación estructural de las economías, incapaces de
asegurar la ocupación a la creciente población en edad activa, y una fuerte
presión de la demanda sobre la educación, particularmente en los niveles medio
y superior. Ante esta situación, uno de los retos comunes que se plantean los
responsables de las políticas económicas y sociales, particularmente las de
educación y trabajo, es revisar los modelos tradicionales de formación y de
capacitación laboral para que éstos contribuyan eficientemente a la adquisición
de conocimientos y competencias relevantes para el ejercicio de las actividades
profesionales, y asegurar así la consolidación de la ciudadanía. Esto supone
garantizar una educación básica de fundamento para toda la población, generando
programas específicos para los grupos de riesgo cuya preparación está por
debajo de la tecnología empleada y reconvirtiendo a aquéllos preparados para
funciones obsoletas o saturadas de personal, a la vez que afrontar el problema
de los egresados del sistema educativo que no encuentran empleo u ocupan
puestos de nivel inferior a sus capacidades o emigran a países más
desarrollados. La educación técnica, la formación profesional y la formación
ocupacional, entendidas en forma global como Educación Técnico Profesional, en
una línea de educación permanente, se han convertido en un factor estratégico
para promover el crecimiento económico y el bienestar social, haciéndose
necesaria la definición de proyectos viables de cooperación en estos ámbitos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario